14 abril 2013

Marketing e ingeniería, dos mundos paralelos

En un post anterior, daba a conocer la historia de mi interés por el marketing. Hoy, voy a dar un paso más y poner en paralelo, con algo más de detalle, las similitudes de ambos campos. Aunque parecen muy alejados, tal vez te sorprenda descubrir que no lo están tanto.

¿En qué se parecen el marketing y la ingeniería

1. Análisis. Para mí, que provengo de la ingeniería, me resulta evidente ver la gran necesidad de análisis que los proyectos necesitan para determinar las causas de los problemas, estudiar los datos de partida y requisitos a cumplir (explícitos y no tanto) para resolver un problema. No sabría decir que porcentaje del trabajo es analítico, porque depende mucho del puesto, pero en perfiles más técnicos, no baja del 80-90%. Buscando en este mundo 2.0, Carlos Bravo en su conocido blog "Marketing de Guerrilla" asegura que el marketing es 90% análisis. Así, que ya tenemos la primera analogía.

2. Creatividad. Si el 90% es análisis, sostiene que el 10% restante es creatividad. Creo yo, que depende mucho del perfil y de la parte de marketing que se trate. Pensemos en la publicidad, donde aunque hay análisis, pienso que es una parte muy creativa. Lo mismo pasa en ingeniería. Aunque en perfiles muy técnicos el análisis ocupa una parte importante del tiempo, a la hora de diseñar soluciones, la creatividad es fundamental, para proponer alternativas que resuelvan problemas.

3. Planificación. Los asiduos, ya sabéis que la defiendo con uñas y dientes. Y lo hago porque es una actividad imprescindible para lograr alcanzar los objetivos de manera óptima. Nadie se extrañará, por tanto, esta similitud entre el marketing y la ingeniería. La necesidad de la planificación no es propiedad de nadie ya que es necesaria siempre que se aborden proyectos con independencia del sector.

4. Comunicación. Si la parte más conocida del marketing es la publicidad (comunicación), en ingeniería no es un elemento de escasa importancia. Al igual que con la publicidad un producto, marca o servicio se da a conocer al  consumidor, en la ingeniería hay que lidiar con los grupos de interés o stakeholders que suelen ser claves para alcanzar los objetivos. Si no satisfacer las necesidades del cliente es sinónimo de fracaso en marketing, os aseguro que no satisfacer las necesidades y expectativas de los stakeholders arruina cualquier proyecto de ingeniería. Gran parte del éxito de los proyectos se encuentra en la gestión de los stakeholders y en la manera en que se informa y comunica con ellos.

5. Prisas, prisas, prisas. Aunque no son buenas consejeras los plazos son habitualmente escasos tanto en el mundo del marketing como en el de la ingeniería. Siempre hay un día límite y, habitualmente, para nuestro gusto, demasiado cercano.

6. Van de números. Todo aquél que esté metido en el mundo de marketing sabe que el objetivo final son las ventas. Y cada euro invertido debe tener retorno. Así que se hacen muchos números y se fijan indicadores para supervisar la evolución de los planes. En ingeniería, los números fluyen por todos lados. En forma de momentos flectores y pérdidas de carga, pero también en forma de presupuestos e indicadores para controlar y dar seguimiento a los contratos. Esto último, exactamente igual que en marketing.

7. Paciencia, esa gran virtud. Otro conocido bloguero, Manuel Silva, dice que para ser un buen marketero debes tener paciencia. Eso también es un rasgo común con la ingeniería. Para lograr llegar a ser un buen ingeniero debes trabajar duro, perseverar y estar al día de las técnicas pero sobre todo de las tecnologías. Leer y formarte para trabajar cada día mejor. Y eso es un proceso lento.

8. Mucho trabajo que no se ve. Al igual que en marketing, detrás de todas las luces y el brillo, hay mucho trabajo. Trabajo a menudo poco conocido pero sin el que sería imposible obtener el resultado. Así, detrás de un incremento de ventas, un mayor cuota de mercado o una exitosa campaña de publicidad hay un trabajo duro y menos conocido y reconocido. De similar forma, todos vemos los puentes y abrimos los grifos en nuestras casas sin pensar que detrás de esa estructura que nos permite cruzar al otro lado del río y de ese simple giro de muñeca con el que llenamos un vaso, está la dedicación de muchas personas que lo han hecho posible.

9. El veredicto es... ¡culpable!. Cuando los números de ventas no cuadran, el culpable es el marketing. Cuando en las obras, surge algún contratiempo, el proyecto de ingeniería es el culpable. Sí, de ambos solo se acuerdan cuando algo se tuerce porque mientras todo va bien, mientras las ventas son positivas y las obras avanzan en plazo y forma, nadie se acuerda ni del marketing ni del proyecto. Es el claro ejemplo, de "acordarse de Santa Bárbara cuando truena".


Dos mundos aparentemente muy distantes que no lo están tanto... ¿no crees?

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