Casualidades de la vida, hoy me he topado en Twitter con dos mensajes muy relacionados. Los dos hablaban de calorías y los dos me han parecido formas innovadoras, formas diferentes de pensar en un problema y de darle una solución totalmente alineada con un contexto. Eso que viene siendo, una propuesta de valor coherente, innovadora y efectiva.
# Tuit de Arturo Posada (@arturoposada): "La nueva manera de medir distancias en Valladolid" en el que además aparecía una fotografía de un cartel del Ayuntamiento de Valladolid con información turística en el que se leía: "Monasterio del Prado a 67 kcal"
Ya sabéis que me gustan las "cosas raras", en realidad, me gustan las que ven la realidad con unos ojos diferentes. En ello reside la innovación a la que en muchas entradas me he referido. Estos son dos magníficos ejemplos de ello. Recordaréis alguna entrada en la que también descubrí nuevos modelos de negocio basados precisamente en romper los límites que marcamos como habituales: una librería que vende libros al peso y una cafetería que cobraba por minutos. Un cambio en el patrón, ese enemigo de la innovación, de medida que da lugar a curiosos resultados.
Volviendo a los ejemplos, ambos son una muestra de que en la aparente desconexión cabe la coherencia... y por supuesto la innovación.
Seguramente, en un primer momento puede suceder, al que se le ocurre la idea, o suele pasar más bien a los que le escuchan, que la asociación resulta extraña, paradójica, rara. Pero es entonces cuando surge la "magia" y todo es coherente. Hablo de "magia", cuando habitualmente detrás de este tipo de casos hay método. Por supuesto, hay genios, mentes más brillantes, pero la buena noticia es que es replicable con inteligencia colectiva y método.
¿A quién se le habría ocurrido medir las distancias en calorías? Probablemente a nadie si no fuera porque al realizar una inmersión en un problema y comenzar a navegar en un contexto determinado, surgen las conexiones. Es un proceso nada lineal, más bien iterativo y en cierta medida caótico pero muy oportuno y conveniente cuando no hay una definición clara del problema. De esto el pensamiento visual sabe mucho. Me imagino la situación: hay que fomentar la vida saludable, qué hace la gente para cuidarse, en qué se fijan, cómo lo miden, cómo se divierten... ¡aaah! pues caminan, van a parques, ¡qué bonita es Valladolid con sus monumentos y jardines!... y partir de ahí un sinfín de ideas, algunas, muchas sin sentido de manera aislada y que comienzan a tomar forma en asociándose entre ellas. Hasta que alguien, después de un rato, dice: "¿y si medimos las distancias en calorías?". Y si, dos palabras muy poderosas.
Romper con las reglas establecidas en un proceso de divergencia, que posteriormente es acotado o filtrado (proceso de convergencia), a modo de embudos que se abren y cierran, construyendo unas ideas sobre las anteriores, es una de las maneras más potentes de innovar. Los límites, frente al pensamiento lineal y al que más acostumbramos, se ponen por el camino, nunca al principio.
Y, ¿qué decir de la tienda que permite el pago con calorías? Ni bitcoins, ni tarjetas de crédito. Calorías. Esas que ni se crean ni se destruyen, que solo se transforman. Y en este caso, en ropa deportiva y productos lácteos "light". Coherencia por los cuatro costados. Un negocio que vende salud y bienestar anima a sus clientes a hacer ejercicio y como recompensa le permite pagar con ello. Y además, con un concepto de tienda efímera que tiene un impacto importante. Una manera divertida y sana de comprar. Es verdad, que se queda para mi gusto en una acción aislada, que bien podría tener continuidad en asociación con alguna empresa de aparatos para running o similar, que cuentan con aplicaciones que miden las calorías consumidas a lo largo del día. ¿Por qué no fidelizar clientes a través del ejercicio físico? Una recompensa ligado al juego: gamificación en estado puro.
Y es que la innovación es por definición impredecible, por eso cuando alguien me pregunta en relación a la ella "¿y cuál puede ser el resultado?", solo puedo responder "no tengo ni idea, pero conozco el camino".
Recordad, a falta de un genio: método, método, método.
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