Esta semana, aprovechando una esas oportunidades que brinda Madrid en esta época, estuve viendo la película "The Artist" en un cine de verano. La película me pareció una delicia y la recomiendo sin duda alguna a todos aquellos que no hayan tenido la ocasión. Esta entrada no pretende ser una crítica cinematográfica, para eso encontraréis muchas y más cualificadas en muchos lugares. Pero sí pretendo contaros lo que, desde un punto de vista de la gestión empresarial, la película puede enseñar... o así lo he querido ver yo. Trataré de no destrozaros la película, aunque no lo prometo. Vamos allá.
George Valentin (el protagonista masculino) es un conocidísimo actor de cine mudo. Endiosado, ciertamente pretencioso, es la estrella indiscutible del sector en los años previos al gran crack del 29. Sin embargo, nuevos aires soplan en Hollywoodland y el cine sonoro, parece exigir su hueco. En esta nueva forma de hacer cine, una joven actriz, Peppy Miller, poco a poco comienza a despuntar por su frescura.
Y así, en poco tiempo el cine sonoro comienza a desplazar al cine mudo, que queda reducido a un público minoritario, cuando tiempo atrás era un éxito. Y con él, George, antaño actor reverenciado, pierde su notoriedad, llega el crack del 29 y se arruina por completo. Sin embargo, Peppy atraviesa una etapa maravillosa: fama, éxito y dinero. "El público no se equivoca", dice en un momento de la película el productor de cine que veía claro que el futuro del negocio estaba en el cine sonoro y las nuevas caras.
¿QUÉ PODEMOS APRENDER?
Desde un punto de vista de la gestión empresarial (y personal, en definitiva nosotros también nos gestionamos), la película contiene múltiples enseñanzas:
- No dejemos que el éxito nos ciegue, porque creer que por ser el mejor hoy lo vamos a seguir siendo mañana, es una mala actitud y una garantía de fracaso. Y sobre todo, la gestión exitosa en el pasado, funcionaba ayer y no es necesariamente lo hará hoy y mucho menos mañana. No dejemos que el pasado nos ahogue y nos restrinja.
- Hay que estar en permanente vigilancia del entorno. No hay amenaza pequeña, sino empresas desprevenidas. Cuando se perciben movimientos en el sector deben analizarse de la manera más objetiva posible y ver como esos cambios o tendencias pueden afectar al negocio. Quizá estemos perdiendo una magnífica oportunidad de mejorar.
- Cuestiona tu propuesta de valor y como se alinea con tus clientes. Recordemos que "El público no se equivoca". No obstante, piensa si ese público es tu público. Si lo es, pivotemos, adaptémonos. Seguro que apalancándonos en nuestras fortalezas conseguiremos dar al cliente aquello que necesita de nosotros. Y si no, ya sabes, a esforzarse por mejorar porque en ello estará nuestro futuro.
- La innovación es clave para mejorar. Del cine mudo al cine sonoro. Es el mejor ejemplo. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? No, no y mil veces no. Innovar no quiere decir cambiar porque sí, sino hacerlo cuando encontramos algo mejor. La innovación, ya sea disruptiva o acumulativa, es esencial para mejorar, para ser más competitivos, para aportar más valor. Esforcémonos en ello.
- No infravaloremos a la competencia. Quizá sean jóvenes, minúsculos, sin aparentes recursos. Pero no conozco ninguna compañía de éxito que haya empezado con todos los recursos infinitos y con una dimensión diferente a la pequeña. Así que, de vuelta al punto 2.
- Cuando todo se tuerce, analizar, valorar y ejecutar. Lamentarnos no sirve de mucho. Sin embargo, analizar la situación, estudiar que ocurre, pensar qué somos y qué podemos ofrecer, sí. Y hecho hecho, manos a la obra. La estrategia es importante, fundamental, pero su ejecución vital si no todo se quedaría reducido a mera teoría. Y a partir de ahí, a afinar nuestras acciones al confrontarlas con la realidad, que a menudo es caprichosa y se empeña en llevarnos la contraria.
- Nuestro enemigo puede ser nuestro mejor aliado. Y es que hay alianzas que aunque de entrada parezcan imposibles, generan sinergias imprevisibles. Todo es cuestión de compatibilidad. Ya lo dice el refranero, "siempre hay un roto para un descosido". Estudia todas las posibilidades.
- Sabemos hacer mucho más de lo que habitualmente hacemos. ¡Qué peligrosa es la zona de confort! Instalados en la cálida rutina, aparentemente todo fluye. Todo es sencillo. Pero nos embrutecemos. No es que nos volvamos menos listos, es que sencillamente, como nos enseña la termodinámica, los sistemas tienden hacia su estado de mínima energía. Así que, no tengamos miedo a exponernos, a trabajar de otra manera, a desarrollar nuestras capacidades y habilidades en otros campos, porque seguro que el resultado será sorprendente.
Quien lo diría... lo que da de sí una película.
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