Suena con fuerza desde hace unos años el concepto de "smartcity" o "ciudad inteligente". A mí, me gusta y mucho porque en esta idea subyacen muchos temas que me apasionan como el uso de la tecnología, la innovación, los modelos de negocio y como no, las personas.
En todas ellas se observan elementos comunes y repetitivos en la definición: tecnología, eficiencia, sostenibilidad, servicio, ciudadanos... Para mi algunas podrían quitarse, en otras debería hacerse más hincapié y alguna añadiría.
Una ciudad inteligente, como yo la puedo entender, ha de estar al servicio del ciudadano, para hacerle la vida más sencilla y mejorar la calidad de la misma. Así de simple. El cómo se consiga forma parte de las herramientas y procesos que se sigan y que podrán variar según las circunstancias y probablemente con los avances y el tiempo. Pero el ciudadano debería ser siempre principio y fin. Entre los adjetivos que añadiría, transparente y participativa.
Por supuesto que la tecnología formará parte de las soluciones que se planteen a problemas o retos concretos. Por supuesto, que a través de ésta las soluciones han de ser eficientes. Y claro que han de ser soluciones sostenibles y ambientalmente respetuosas. Pero todo, al servicio del ciudadano. En caso contrario la ciudad será muy eficiente pero no habrá logrado, el que creo, su objetivo. Por poner un ejemplo, quizá tonto, si se alcanza una eficiencia altísima en términos económicos implantando una solución, si ésta eficiencia no se ve reflejada en una reducción de determinados impuestos o en la derivación de los recursos liberados para otras acciones que repercutan en el bienestar del ciudadano, para mí, no es una solución propia de una ciudad inteligente.
Iniciativa pública y privada irán de la mano, como ya lo hacen. Los primeros para velar por el interés del pueblo (que dicen, cumplidos los 18 años, es soberano) y porque son a los que hemos encomendado la gestión de nuestras ciudades. Y la privada, porque dispone de muchos más recursos que la iniciativa pública para llevar a cabo estas tareas. Sí y además, porque es una forma de hacer negocio con proyección. Porque las empresas privadas han de ganar dinero como resultado de hacer (bien) su trabajo. Las ciudades son así un marco único, donde administración, empresas y ciudadanos se deben mezclar y colaborar para mejorarlas en beneficio de las personas que en ellas viven.
Es una visión muy sencilla pero muy potente. Con esta premisa clara, la elección de soluciones y la manera de enfocarlas no debería tener pérdida. Así que, quizá, más que de ciudades inteligentes deberíamos hablar de ciudades humanas para ciudadanos inteligentes. Porque no tiene sentido alguno tener unas farolas magníficas, que se encienden en el momento adecuado, ahorrando dinero a las arcas municipales y con un nivel de servicio al ciudadano perfecto, si no se puede pasear por la ciudad debido a la contaminación. Hay que plantearse la ciudad desde un punto de vista global, para no permitir que los detalles oculten problemas existentes de mayor calado e impacto en la vida de las personas. Priorizar.
Me alegra y también me produce cierta inquietud que ahora toda ciudad quiera ser inteligente. Me alegra porque es un camino necesario y un impulso, para si se entiende y aprovecha la ocasión, repensar los modelos de ciudad. Pero me produce inquietud porque somos muy aficionados a las modas y a quedarnos en la parte más superficial. Las ciudades no tienen vida sin sus ciudadanos y por ello, nosotros somos los importantes.
En relación a las ciudades inteligentes y a las personas que están involucradas en sus desarrollos tengo la sensación, y es solamente eso ya que no conozco los pormenores, de que hay profesionales y gestores muy cualificados con un marcado carácter técnico y muy pocos de carácter humanista o social. En muchas de las noticias que leo sobre "smart cities" el foco está en la tecnología. Me parece un grave error si de personas se trata esto de las "smart cities". Se necesitan equipos diversos y multidisplinares con experiencias muy distintas para abordar los problemas reales de las ciudades.
Además, las ciudades inteligentes se presentan como un campo excelente para la aplicación de un enfoque de pensamiento de diseño o "design thinking", donde las innovaciones se piensen con el foco en las personas. Solo pensando de este modo, la tecnología se pondrá al servicio real de los ciudadanos y de sus problemas y necesidades en una ciudad.
Y termino, con una información de la que me he enterado hace poco y que me resulta muy interesante y muy en la línea de innovación y poner el foco en en las personas en las ciudades inteligentes. Una la iniciativa llamada "Startups4Cities", donde las ciudades se convertirán en banco de pruebas para startups (customer development y personas), muchas serán tecnológicas probablemente, que podrán validar sus ideas innovadoras cara a cara con sus beneficiarios finales. ¡Excelente!
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