Podría haber muchos motivos para contratar a un montañero, si me dedicara profesionalmente al mundo de la escalada, al ocio relacionado con la naturaleza o incluso, que sé yo, si tuviera una tienda de material de montaña. Pero imaginemos que en realidad fuera el gerente de una empresa que nada tiene que ver con lo anterior: ¿por qué contratar a un montañero? Aquí, te doy cinco razones.
En primer lugar, evidentemente, este montañero tendría que disponer de unos conocimientos mínimos en el campo en que sería contratado. Cumplido este requisito mínimo (necesario según qué puesto a ocupar), sin duda poseen una serie de actitudes asociadas a la actividad que desempeñan que le harían un interesante candidato a considerar porque:
1. Trabajan en equipo. Lejos de ser personas solitarias, tienen un sentimiento de equipo envidiable. Saben perfectamente, que el grupo rompe por el eslabón más débil y que una subida (y su posterior descenso) serán tanto más complicados cuanto más sufra el miembro menos fuerte. Y por ello, compensan esfuerzos y cargas y todos se preocupan de que su compañero se encuentre en condiciones óptimas. Si uno falla, falla el equipo porque nadie se debe quedar por el camino.
2. Se marcan objetivos muy claros pero disfrutan del camino que les separa de la meta. Es una de esas armas de poder inigualable porque permite superar todas las dificultades que puedan surgir.
3. Planifican y se preparan con antelación. Una ascensión de montaña tiene siempre una parte de planificación, desde víveres hasta transporte. Y por supuesto, en la mochila, los elementos necesarios para hacer frente a planes B cuando falla el plan A. Un montañero, uno de verdad, no deja muchas cosas a la improvisación.
4. Saben retirarse a tiempo, hasta aquí hemos llegado. Sí, hay días que por mucho que se haya planificado una ascensión, el viento, la lluvia, las fuerzas, una pájara...estropean el plan previsto. Pero no se obcecan con hacer cumbre en ese momento, porque saben que no lo conseguirán o asumirán riesgos innecesarios. Pero eso no quiere decir que abandonen. Un pico que se resiste es una espina clavada y tarde o temprano, un montañero se la sacará.
5. Tienen una gran resiliencia. Son flexibles y se sobreponen las dificultades. Porque en la montaña, como en la empresa y en la vida, también hay malos momentos. Pero hay que superarlos. En esos momentos, solo la resiliencia, les permite seguir hacia adelante.
Como veréis características que llevadas al mundo empresarial sin duda son muy útiles en un entorno cambiante que requiere que todos demos el máximo. En el fondo, lo que en esta entrada defiendo es que además de los conocimientos, las competencias son extremadamente importantes y esas no se aprenden en un aula ni en los libros, son una actitud. Y, sinceramente, no es lo habitual aunque es muy "cool" jactarse de ello.
Así que, si delante de nosotros tenemos algún día a un profesional con conocimientos en su campo de actividad y que además hace montañismo, al menos plantearos la posibilidad de que sea un gran candidato para ese puesto vacante. Y si no hace montañismo, pregúntale por sus aficiones, por su historia y seguro que la información que te dará será tanto o más relevante, que lo que dice su CV.
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