Leía hace unos días una nueva noticia en la que se afirmaba que proveedores de Apple cometían irregularidades en relación a la contratación de menores. Pero no es el único caso. De manera periódica, leemos noticias o se distribuyen vídeos denunciando como grandes empresas (Inditex, Adidas, Nike, etc) se relacionan con prácticas de sus proveedores de dudosa ética.
Cierto es que se han dado pasos hacia adelante en las empresas respecto a su responsabilidad. Se ha desarrollado y cada vez, lo que se denomina Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Las empresas han tomado (o están tomando) conciencia sobre la necesidad de comprometerse, ya sea desde el punto de vista ambiental, social, laboral... Conciencia, que ha sido impulsada, desde los propios gobiernos mediante la legislación así como por la presión de la sociedad que cada vez exige que las empresas se comporten de una manera más responsable y ética.
No obstante, no debe entenderse este cambio o tendencia, de un modo altruista. Las empresas, no lo olvidemos, buscan un objetivo claro: beneficio económico. Por ello, la RSC se convierte en una herramienta competitiva. Precisamente por ello, no solo es compatible sino muy interesante compatibilizarlo. De eso va la RSC, ser conscientes del impacto que la actividad empresarial tiene sobre los grupos de interés (accionistas, sociedad, empleados, proveedores, clientes...) y contribuir con esta actividad de manera consciente, voluntaria y permanente a satisfacerles responsablemente, de modo que los productos o servicios sean preferidos. No es una visión perversa, es lo que es.
Por otro lado, tampoco se debe confundir la RSC de una empresa con la labor de una ONG. La misión de cada uno es diferente y los medios también, aunque el resultado, según qué caso, pueda ser similar. La RSC se utiliza (o debería ser utilizada por las empresas) como herramienta competitiva y medio para crear valor, no como fin.
Para las empresas, siempre que esta RSC esté asociada a su actividad y sea coherente con ella, me parece que además de proyectar una imagen responsable de empresas, está demostrado, impacta positivamente sobre su cuenta de resultados. Es un hecho reconocido y eso sí que gusta a las empresas. Por ello, tampoco hay que renegar de publicitar las acciones de RSC de una empresa, siempre que se haga con delicadeza y respeto. Porque si no se conoce, es como si no se hiciera.
En cualquier caso, el tema de la RSC es muy interesante y tiene multitud de vertientes, modos de enfocarla e incluso quien piensa que solo es una forma de mejorar la imagen de las empresas, sin ir más allá. De todo hay, es cierto. En todo caso, si los resultados son beneficio para todos y en particular para la sociedad, quizá y es otro debate, no importe.
Únicamente quería hacer notar con esta entrada, a la vista de la noticia con la que la abro, que las empresas actuales, globalizadas, con operaciones por todo el planeta y proveedores en muy distintos países deben ejercer control sobre sus proveedores sin que la distancia sea motivo para olvidar que forman parte de su proceso. Con independencia de que la legislación en los países de estos esté más o menos desarrollada, no pueden cerrar los ojos antes situaciones de abuso o excesos de cualquier tipo. Son parte de su cadena de valor y por tanto, deberían integrar a estos proveedores en sus mejores prácticas.
¿Cómo? A través de la formación de los empleados de esas empresas proveedoras en esas prácticas, así como haciendo que la RSC forme parte del ADN corporativo. No es fácil ni rápido, pero no hay otro camino. Solo así, será posible. Y cuando me refiero a prácticas, además de las elementales relacionadas con los derechos más básicos estoy apuntando a cuestiones muy operativas: tratamiento de aguas residuales industriales adecuados en empresas textiles (tintes), condiciones laborales mínimas, ausencia de mano de obra infantil, salarios dignos acordes al nivel de vida de cada país, empleo de materias primas de origen ético (el problema del coltán) o con menor impacto ambiental (envases de materiales biodegradables), etc.
Cada empresa de acuerdo a su actividad elija la forma de enfocar su RSC, que creo y espero, es un aspecto que los consumidores tenemos cada vez muy en cuenta a la hora de hacer nuestras compras.
Claro que para ello, las empresas deben apostar de una manera decidida por la transparencia en su gestión y desde luego, para recibir el justo premio del consumidor en forma de compra, estar muy cerca de él para adivinar por donde van sus intereses. No vayan a estar invirtiendo en RSC dónde poco interesa y nada aporta. Insisto en ello, las empresas no son ONG's, no lo olvidemos y estoy seguro que la RSC será uno de esos aspectos estratégicos a tener muy en cuenta en las empresas.
Como veis, un tema muy interesante y complejo sobre el que merece la pena pensar.
Os dejo un enlace a un podcast que viene muy al caso, de un reciente del programa de "La noche en vela " en RNE1 en el que Isidro Núñez (una persona que merece la pena conocer) en su sección semanal "Prima de tiempo" (@primadetiempo en Twitter) toca este tema entre el minuto 16:50 y 33:35. Disfrutadlo.
Hola
ResponderEliminarUn tema interesante, con varias interpretaciones y perspectivas desde las que abordar la RSC.
Diría que en general en España la RSC está muy poco desarrollada y además, pese a ser relativamente nombrada, está desvirtuada en exceso. A mi entender la RSC en España es un mero instrumento más de marketing. A las empresas les cuesta poco hacer un lavado de cara verde y 'cool' que promocionan hasta la saciedad y extremos un tanto insultantes (Iberdrola es un ejemplo, que si bien invierte en renovables, no dice nada de todo lo que tiene en térmica).
El GRI, que es la gran iniciativa internacional en sostenibilidad, establece que la RSC se fundamenta en lograr la sostenibilidad en tres pilares esenciales empresariales: ambiental, socio-laboral y económico. En España los dos primeros son totalmente insuficientes, pero se les da mucho bombo. Por caricaturizarlo un poco y con todos los respetos, digamos que las empresas españolas se dedican a anunciar a bombo y platillo que han plantado un árbol y que han hecho rampas para sus empleados cojos. Totalmente sonrojante e insuficiente.
Pero lo que está enteramente por explorar es el pilar económico, desde luego el más importante en un negocio (como se indica en el post) y en toda estrategia empresarial. Si una empresa no es rentable, no hay nada que hacer. Entonces ¿cómo se introduce la sostenibilidad en la perspectiva económica de una empresa? Es decir, ¿cómo se hace que el crecimiento económico empresarial sea sostenido en el tiempo? Trabajando el valor añadido y por tanto, con un componente grande de I+D+i y poco espacio para la especulación. Esto, que solo se consigue mediante una cuidadosa planificación y visión a largo plazo, nunca fue un rasgo de la sociedad española ni de la empresa española...
Verdaderamente, y como hacen en el Norte de Europa, que es donde conceptualmente se inventó el concepto de sostenibilidad, la RSC no es una herramienta de marketing sino una poderosa herramienta estratégica, que fimenta los valores de la empresa: una apuesta decidida por el I+D+i como motor económico, respetuosa con el medio ambiente y comprometida con la comunidad para su desarrollo (la industria alemana es un buen ejemplo de permanencia en una región y aguante frente la deslocalización). Este es el verdadero reto del que la empresa española está muy lejos.
Hola Eduardo:
EliminarComparto contigo la visión de que en España hay mucho de RSC cosmética y bastante menos de la que realmente impacta. Pero como todo es una generalización porque hay empresas que realizan una gran labor en este sentido.
Hay mucho camino por recorrer y es cierto que que queda mucho por avanzar. Yo, soy optimista (o ingenuo) y creo que poco a poco las empresas se irán viendo obligadas finalmente a comportarse responsablemente.
En cuanto a la cuestión estratégica de la RSC, totalmente alineado contigo. Lo difícil es pensar en términos de valor añadido, de manera que las empresas desarrollen iniciativas que vinculen con su actividad. De poco vale, entendido en términos estratégicos, que una empresa done una cantidad anual a una organización de defensa de los animales o a Cruz Roja si su actividad es la fabricación de vehículos. Aunque no estoy tan de acuerdo en que el futuro de la RSC, vaya de la mano de I+D+i. Quizá en determinados sectores sí, pero no de manera general. Es más una cuestión de creatividad, innovación (en su concepto genérico) e interés real por hacer las cosas bien.
Como dices, un tema interesante que da para mucho debate y puntos de vista. Lo enriquecedor es debatir y que ese debate genere movimiento real después a nivel empresarial, gubernamental y social. Por aquí, aportamos nuestro granito de arena.
Gracias por tu visita y reflexión.
Un saludo.