01 julio 2013

Pep, un director de proyectos

Suelo pensar que los entrenadores son project managers o directores de proyectos. Porque su labor al frente del equipo es temporal, está planificada y genera un producto único, singular. Detrás de cada una de las contrataciones de un entrenador por parte de un club (organización proyectizada como ninguna otra) hay objetivos fijados para un horizonte temporal del tipo: mantenerse, ganar tal o cual competición, recuperar la reputación, dar espectáculo o simplemente, lo que puede resumirlo todo, ganar. Y todo contando con un equipo directivo (que se suele llamar técnico) y unos jugadores que son los que ejecutan sus órdenes en el terreno de juego siguiendo un plan trazado previamente, plagado de incertidumbre y necesariamente flexible.

Hay excelentes ejemplos de grandes entrenadores, de magníficos directores de proyecto, sin ser mi intención querer entrar en polémicas: Vicente del Bosque, Lolo Saínz, Valero Rivera, Juan de Dios Román. Sí, no solo de fútbol vive el hombre. Todos ellos con aptitudes técnicas reseñables, pero sobre todo capaces de gestionar talentos a menudo difíciles de llevar, que integran y con la habilidad necesaria para conseguir un encaje eficiente. Decía al principio, con el objetivo de ganar. Pero en realidad, los realmente grandes directores no buscan alcanzar ese objetivo por encima de todo, sino que para ello siguen una línea coherente entre pensamiento, actos y actitud, imprimiendo un carácter muy personal a ese proyecto. Desarrollan sus equipos, a menudo no formado por los mejores sino por los idóneos y oportunos a pesar de recibir críticas por ello; comunican excelentemente, dentro y fuera; son conscientes de que ellos no son los protagonistas, sino el proyecto casi como ser que toma vida. Un sinfín de similitudes entre este mundo deportivo y el mundo de la empresa, al menos desde el punto de vista de la gestión de proyectos.

En esta línea, quería aprovechar la reciente presentación de Pep Guardiola como nuevo director del proyecto Bayern Munich para las próximas tres temporadas, para hablar sobre este tema. Vaya por delante que no se puede decir que sea ni un futbolero y mucho menos seguidor del F.C. Barcelona, pero hay que reconocer la realidad.

A mí, personalmente, la filosofía de club del F.C. Barcelona, me gusta a pesar de mi corazón merengue. Cantera, valores muy claros habitualmente compartidos por los que allí juegan. Una apuesta por una personalidad definida, guste o no. Y la figura de Pep Guardiola como representante clarísimo de estos valores en los últimos años, también me gusta. Quizá incluso se hizo más notoria la presencia y actitud de Guardiola por esa comparación, aunque éstas siempre sean odiosas, con Mourinho ese entrenador que no deja indiferente a nadie. Uno equilibrado, a veces hasta sacar a cualquiera de quicio, el otro histriónico y voluntariamente polémico. Uno discreto, el otro protagonista. Uno habitualmente respetuoso, el otro, digamos, de lengua afilada. Dos estilos muy diferentes desde luego.

Volviendo a Pep Guardiola, presentación muy comentada. En ella, idioma alemán como tarjeta de visita. ¡Para quitarse el sombrero! Un director de proyecto que se ha preocupado de conocer la cultura del país al que va, de hablar el idioma de los miembros de su equipo. Un acto de empatía inteligente absoluta. Una manera magnífica de conectar con sus stakeholders: directiva, jugadores, periodistas y socios y seguidores del Bayern. Y jugando con el factor sorpresa. Entiéndase, sorpresa para los receptores del mensaje, pero con una intención clara y perfectamente planificado.

Se presentó con respeto máximo a su predecesor, Jupp Heynckes, artífice de la exitosa fase anterior. Con respeto total a la plantilla actual, ya que parece que en principio no va a pedir refuerzos "galácticos" sino que trabajará con lo que tiene, que dicho sea de paso, no está nada mal. Una nueva lección de dirección de proyectos, no se necesitan quizá a los mejores, sino a los idóneos y en todo caso el equipo está asignado y posiblemente negociado en los refuerzos y con su "plan de recursos humanos" verá la manera de lograr sacar lo mejor de cada uno y mejorar sus aptitudes siendo responsabilidad suya ajustar la maquinaria que tiene.

Este fin de semana, comentábamos dos amigos si Mou o Guardiola eran líderes, y otros pormenores de filosofía futbolística. La verdad es que a mí no me lo parece ninguno de los dos y quizá, no deberían ni siquiera intentar serlo, porque la labor de un entrenador, como yo la entiendo, es más de gestor, de director de orquesta que con su hacer es capaz de que cada miembro del equipo haga su trabajo de la mejor manera y que crezca profesionalmente; un entrenador debe gestionar los inevitables conflictos que surgen y con todo ello conseguir que el objetivo se alcance. Un líder suele adquierir protagonismo, a menudo y en el sentido que se suele entender éste, desproporcionado siendo así una condición que no debe ser la predominante en un eficaz director de proyectos. Sí que debe ser el encargado de guiar, pero desde una posición, firme, pero discreta.

En ese sentido, creo que Guardiola tiene una trayectoria directiva reciente envidiable y que va camino de poder llegar a alcanzar la excelencia en dirección de proyectos que han conseguido personas como Vicente del Bosque y Valero Rivera, para mí, sin duda, los dos mejores ejemplos en este campo, deportivamente hablando.

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