Escuchaba hace un par de semanas, concretamente el 16 de junio, el programa de radio "Travesías" de Radio Exterior (por una temporada también en RNE1), en el que se trataron temas relacionados con las explotaciones de materias primas en la zona de la República Democrática del Congo y los Grandes Lagos, en ese continente a menudo olvidado (para lo que nos interesa).
Señores de la guerra, grupos militares y paramilitares, violaciones, régimenes de semiesclavitud. Y de por medio, el coltán, un mineral considerado estratégico debido a que es la materia prima necesaria para la obtención del tantalio para la fabricación de microprocesadores que se emplean en los dispositivos electrónicos o por su uso en aeronáutica.
En el programa se trataba de explicar el conflicto de gran complejidad en el que hay una gran cantidad de grupos de interés tanto congoleños como de los países vecinos (Uganda, Ruanda y Burundi) y se dan unas circunstancias particulares que hacen que el conflicto sea de difícil resolución.
Minas de coltán controladas por los grupos paramilitares, posiciones cuanto menos opacas de las autoridades y en muchos casos, permisividad, si no apoyo implícito mediante financiación a través de la compra de este "mineral de sangre", de algunas empresas que miran hacia otro lado. Secuestros y explotación infantil, escasas medidas de seguridad en el trabajo, condiciones de semiesclavitud, violaciones... aterradora visión que me parece a menudo inconcebible desde el mundo occidental. Como dice en el programa la periodista congoleña Caddy Adzuba, "mi país es escandalosamente rico, pero con una población escandalosamente pobre".
Conflicto del que derivan muchos otros problemas. Mujeres violadas por los paramilitares y repudiadas posteriormente por familias, viéndoese así obligadas a vagar por la selva; retroceso de ecosistemas, contaminación de las aguas, fauna amenazada, problemas de salud, etc. Y como es habitual en los conflictos, mujeres y niños, los grandes damnificados.
Aunque a estas alturas ya te podrás imaginar por qué este tema en el blog, lo diré. Como ya he comentado, el coltán es un mineral imprescindible para la fabricación de los microprocesadores. Y es ahí donde este conflicto enlaza con el blog. El mundo empresarial y los propios consumidores, como en alguna entrada anterior reflexioné, tenemos también una responsabilidad en ello. Evidentemente, el Congo queda lejos, nos es en cierto modo, "ajeno", pero quizá deberíamos tenerlo en mente y actuar de una manera más responsable.
¿Cómo? Exigiéndonos que nuestro consumo sea responsable. Informándonos sobre la procedencia, sobre la trazabilidad de lo que consumimos, de si los productos que compramos, en la medida que nos sea posible, proceden de una actividad que respete los derechos humanos más elementales y castigando a aquellas empresas que se enriquezcan de este tipo de actividades y premiando a las que generan valor para todos sus grupos de interés.
En particular, en relación al coltán, existe una página web http://www.raisehopeforcongo.org/, en la que se puede consultar un listado en el que se recoge el compromiso de las principales empresas tecnológicas en relación al empleo de minerales "libres de conflicto". La verdad es que me he quedado relativamente contento al ver muchas de las principales empresas tecnológicas en posiciones aventajadas, aunque otras, lo puedes comprobar, dejan mucho que desear. No obstante, parece haber, después de ver algún documental, escuchar el programa y leer información diversa, que la opacidad es la tónica predominante alrededor de esta cuestión.
Si es cierto que la actividad empresarial, el carácter estratégico de sus decisiones y el marketing pasa necesariamente por poner al cliente en el centro, nuestra actitud hacia este tipo de consumo responsable y nuestra sensibilización necesariamente debería calar en las empresas y "obligarlas" a actuar de una manera más responsable. Quizá sea algo utópico, pero siempre digo que hay que aspirar a ser el mejor para quedarte en lo que seas capaz de alcanzar... incluso también ser el mejor.
Realmente no me importa demasiado si las empresas lo hacen por obligación o de manera voluntaria y consciente (aunque preferiría lo segundo), pero me importa mucho que lo que consumo tenga un origen en el que se respeten, cuanto menos, los derechos humanos. Quizá hoy tengo el día idealista, supongo todos tenemos días así, me propongo ser más responsable en mi consumo.
Desde aquí te animo a reflexionar en ello y quizá a tomar más conciencia de la situación y de lo que cada uno de nosotros podemos hacer.
Realmente más que para fabricar microprocesadores, sirve para fabricar condensadores :) Realmente existen alternativas y, al menos nosotros, intentamos usarlas pq además son bastante caretes y si se polarizan al revés o con exceso de tensión explotan.
ResponderEliminarHola Iratxo,
EliminarGracias por la aclaración. Como sabes no soy experto en esos temas así que me he dejado llevar por lo que había podido leer en distintas páginas y parece que no ha salido del todo bien :)
Un abrazo.