Que las personas son fundamentales y la esencia de las empresas y los equipos, es algo que los que seguís el blog, me habréis leído alguna que otra vez. Y de nuevo, vuelvo a insistir en ello.
1. Que una empresa es la "preferida" no por la empresa en sí, sino por las personas que en los proyectos trabajan. He llegado a escuchar en alguna de las charlas, que la pérdida de una determinada persona podría llegar a hacer cambiar las preferencias de contratación. Palabra de cliente y esa sí que es importante (o debería serlo, en un mercado que cada vez está más orientado al cliente). Las personas son las que generan confianza, no las empresas. Y la confianza, es la base de las relaciones, incluso de las comerciales.
Alguien podrá decir, que hay empresas cuya marca está por encima de sus empleados y lo comparto, pero no deja de ser el resultado de haber gestionado de manera planificada y coherente a las personas de acuerdo a una cultura definida y arraigada (algo lento de construir, pero que merece la pena) . Pocos casos hay.
2. Que son las personas que están a diario en contacto con los clientes las que transmiten la cultura de empresa, los valores y son el fiel reflejo de la situación por la que atraviesa una compañía. Aunque los trabajadores somos en general profesionales, también somos humanos y si una empresa pasa por una situación complicada y con incertidumbre, lo transmitirá. Igualmente al contrario, un empleado satisfecho, proyectará una imagen muy positiva. Y es que el lenguaje no verbal es muy rico y sutil y los humanos hábiles para captarlo y poco duchos en ocultarlo (al menos en general).
Además y ya son reflexiones personales, las personas imprimen carácter a todo aquello en lo que participan. El mismo encargo realizado por personas y equipos distintos, obtienen resultados diferentes. Ni mejores ni peores, diferentes. Y en esa diferencia es donde las empresas pueden obtener mayores beneficios a través de la adecuada gestión de la diversidad. Cuanto mayor es la diversidad, mayores posibilidades de lograr mayor número y mayor variedad de proyectos y de soluciones (¡innovación!... sí la innovación no está tampoco en las empresas, que pueden favorecerla y crear el clima idóneo, emana de las personas).
Por eso, la gestión del talento o de las personas (mejor así que llamarle recurso humano, ¿no?) es vital para la supervivencia a largo plazo de las empresas. Las operaciones, las finanzas, el marketing funcionan por los actores que desarrollan estas actividades. ¿Por qué entonces se nos presta, creo yo, tan poca atención? Y algo que no me había planteado hasta ayer (¡gracias a la persona que me inspiró!), ¿por qué es tan poco habitual ver a un profesional desarrollado en la gestión del talento llega a las direcciones generales? Sin embargo, hay direcciones generales ocupadas por personas provenientes de todos los demás campos... curioso. Quizá todavía pesa demasiado la herencia taylorista de la época industrial... Y quizá debamos empezar a pensar en estructuras más planas y donde se fomente la transversalidad donde a cada ámbito se le dé el peso que le corresponde. Gestión empresarial en su máxima expresión.
Una excelente gestión del talento, la creación de un clima laboral rico atrae. Y atrae a todos, eso es lo fantástico. La empresa que logra atraer a todos, atraerá el talento y así podrá captarlo y si todo va bien retenerlo y desarrollarlo. Y los resultados llegarán a la empresa, sin duda, porque son la consecuencia del trabajo bien hecho.
Así que una vez más, desde aquí rompiendo una lanza en favor de la importancia de las personas para humanizar las empresas. Y es que cuando una empresa da 10 a un empleado satisfecho, la experiencia me dice, que la empresa recibe 100. Interesante, ¿no?
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