27 febrero 2013

Dedicar tiempo a lo importante

Siempre estamos con prisas. En la vida y en el trabajo. Corriendo por las escaleras del metro porque se escapa en tren, corriendo para acabar con el proyecto porque se nos acaba el plazo... Y de tanto correr se nos olvidan a menudo lo importante, tanto en la personal como en lo laboral.


Corremos y corremos como si la vida se nos fuera en ello. Y lo cierto, es que en contadas ocasiones es así, salvo cuestiones graves de verdad. Si se nos escapa ese tren, cinco minutos después vendrá otro. Y los proyectos, dice la experiencia, se acaban siempre y nunca son perfectos, es un objetivo a desechar por inútil e irreal. Tenemos que aprender a relativizar y sobre todo a invertir el tiempo en las cosas importantes. La urgencia, es función del tiempo, la importancia de las consecuencias. Y el tiempo, parece tener más poder...hasta que truena.
Es de manual la matriz de Eisenhower:

Así mismo, es ilustrativa la frase que se le atribuye al propio Eisenhower: "Las decisiones más urgentes rara vez son las mas importantes". Aunque, a menudo, no nos lo parezca. Vaya, que no es que yo sea especialmente hábil, hay muchos, o al menos uno, que lo dijeron y lo creían antes que yo.
Tendemos a confundir la urgencia con la importancia. Vivimos rápido y eso se refleja también en el campo profesional. Parece que tenemos el síndrome de la "lucecita tintineante" en el móvil o del "Correo no leído". Nos hemos olvidado que no hace mucho el correo tardaba dos o tres días en llegar y que el que quiere algo importante (o incluso, además, urgente) busca otros medios. El "guasap", la mensajería instantánea, el chat... todo es "¡ya!".
Vivimos acelerados. Consumimos información a una velocidad inimaginable, sus fechas de caducidad se han acortado extremadamente y de lo que hoy es TT, mañana ni se hablará. Las noticias se han vuelto líquidas. Y los proyectos y las empresas. O esa es mi sensación.

Respecto a esto último, proyectos y empresas, quería realmente hablar.
LOS PROYECTOS
En los proyectos, los plazos se han acortado extremadamente. Todo es para ayer. Y así, no se debe (aunque se pueda) trabajar. Y claro, los alcances han crecido y los recursos disminuido. Mala pinta.
Por supuesto, que la tecnología ha ayudado mucho a acortar los tiempos de ejecución. Pero no todos y en igual cuantía. Hay una fase, la que creo más importante que debe ser valorada en la medida que se merece, pues es fundamental para el éxito de los proyectos: la fase de análisis.
Por lo general, en mi experiencia, las fases iniciales de recopilación y análisis de datos tienden a cero. Esta fase es ninguneada, por consultores y clientes. Todos sabemos de su importancia, sí, pero todos la infravaloramos (aunque no lo reconozcamos). A veces es casi un desperdicio, es parte de la metodología pero hasta ahí. Buscamos resultados, "basta de perder el tiempo". Y nos olvidamos que de ella nacerán después las soluciones, las alternativas y la coherencia y utilidad final del proyecto.
Invertir en lo importante, en este análisis inicial, invertir en las fases más tempranas de los proyectos, garantiza sentar unas bases firmes para cualquier paso posterior. Permite pararse, echar la vista atrás y reorientar tu plan y tus propuestas. Permite el ahorro de recursos: tiempo y dinero.

En el sector del que vengo, sirva como ejemplo una frase que se escuchó en una reunión. No es exactamente, lo mismo, pero da una idea de a donde quiero llegar: "los proyectos, tienes que entender, son un mero trámite que hay que cumplir para poder empezar la obra". Sin comentarios.

LAS EMPRESAS

¡Ay, las empresas! Suena a cantinela repetitiva como el ajo, pero viven en el cortoplacismo. No todas, vale, algunas (muchas). Fijan sus prioridades en función del tiempo, no de sus implicaciones reales en su negocio, en su futuro.

La importancia y el foco está en el mañana, literalmente, en día siguiente a hoy, en el mejor de los casos. Los planteamientos a corto plazo son más visibles por los accionistas, pero menos sostenibles. Y lo estamos viendo cada día. Empresas que se cegaron con los resultados que han ido obteniendo en los años de bonanza, sin mirar más allá. Sin pensar que quizá algún día, ni mañana ni pasado es verdad, las circunstancias cambiarían. Y ya hemos visto que lo han hecho y mucho. Nos pusimos las gafas de ver de cerca, sin darnos cuenta que a unos cientos de metros venía una curva muy cerrada. Y claro, nos salimos.

De nuevo el tiempo, lo urgente antes que lo importante.

Quizá debamos todos reflexionar y utilizar la matriz de Eisenhower...pero poniendo en cada casilla lo suyo, no vayamos a culpar a un muerto de la mala utilización de las herramientas.

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