18 diciembre 2013

Customer development, en primera persona: NEXT

Ayer acabamos el programa NEXT, en su segunda convocatoria en Madrid. Han sido cinco semanas intensas en las que, fundamentalmente, hemos tratado de bucear en las necesidades, problemas y dolores de los potenciales clientes, validar hipótesis de nuetros modelos de negocio y todo ello siguiendo la metodología Lean Startup. Mucho es lo que había leído sobre ella y practicado en algún caso, aunque de manera tangencial. Pero en esta ocasión fueron mis carnes las que lo sufrieron en primera persona.


No quiero comenzar sin antes agradecer a todos los compañeros del programa su ánimo y apoyo, las críticas siempre constructivas y la energía que transmiten con sus proyectos. Lo vengo diciendo, con esas ganas salimos de ésta necesariamente. 

Gracias a todos ellos: Carmen (@adavideo), Verónica, Diana (@dpottecher), Javier (@javierLiarte), Ramiro (@rlopezf), Jose, Jesús (@GPJAlameda), Ettore y David. 


Y por supuesto, a los mentores y organizadores que de manera altruista, nos han regalado su tiempo, consejos, críticas y experiencia: Manuel (@mcanno), el maestro de ceremonia; Mario (@nodosenlared), el gran capitán; David, hombre de preguntas muy incómodas, tanto como reveladoras; Consuelo (@Consuleoverdu) y sus propuestas de valor concentradas en cápsulas; Néstor (@nestor_guerra) y su creatividad; Javier (@nesofsky) con sus reflexiones siempre enriquecedoras. A todos, mil gracias.


Entras con una idea muy clara y unos clientes a los que conquistar. Te crees el rey del mambo. Crees que ofreces el mejor producto o servicio. Y enseguida empiezas a darte cuenta y recibir el primer puñetazo en la cara, por mucho que te lo cuenten y tú mismo lo sepas: todo eso son meras suposiciones basadas en nada. Gigantes con pies de barro. ¡Vaya golpes! Comienzas a hablar con los supuestos clientes y sobre todo a escucharles con atención y empiezan a caerse los esquemas. Ni el problema que creías resolver es tal problema o no es tan grande, ni los que creías clientes les interesa tu idea, ni la manera de llegar a ellos es efectiva y además tu idea no vale nada porque no la compran. Pero también empiezas a descubrir nuevas oportunidades. Esa gran idea ha dejado de ser grande y entonces toca trabajar para encontrar los verdaderos problemas. ¡Qué desastre! Bueno, en realidad no tanto. El desastre sería que invirtieras muchos recursos en algo que después no sirviera para nada. Esta es la gran aportación de la metodología: "falla rápido, falla barato y aprende".


Porque es esencial entender que hasta que el mundo real, tus clientes, valida tus creencias y tus hipótesis, todo es humo. Hay que aprender. Para esto la metodología de desarrollo de clientes es fenomenal. Lo que ahora me parece extraño es como, ante proyectos, ideas de negocio o cualquier otra actividad con alta incertidumbre y escaso conocimiento (real) inicial del problema a resolver dedicáramos tiempo, esfuerzo, ilusión y menudo dinero en sacarla adelante sin antes plantearnos la validez de lo que son meras conjeturas. Supongo que el ser humano solo aprende de los errores y para eso el pinchazo de las "punto-com" fue el comienzo para una nueva forma de actuar. Gracias sr. Blank.


La parte más interesante de estas cinco semanas, más allá de poner en práctica una metodología, conocer a personas interesantísimas, ha sido APRENDER, con mayúsculas. 

- Aprender de la mano de los clientes que si no ofreces algo que les interese, ni te escuchan, por muy bueno que te creas; los clientes son jueces sin piedad.
- Aprender que aunque te crees único en la propuesta, no lo eres a los ojos del cliente. 
- Aprender quién no es tu cliente. 
- Aprender que cada caso es un mundo y que aún con método debemos seguir usando la cabeza. 
- Aprender que en compañía los resultados son mejores y se llega más lejos (y también, quizá, más rápido).
- Aprender que "el nosotros" es mejor que "el yo". 
- Aprender a recibir críticas y entenderlas como positivas aunque piquen porque ayudan a mejorar.
- Aprender que todos tenemos algo que aportar y que escuchar debería ser obligatorio por prescripción facultativa.
- Aprender que emprender es un camino difícil y eso que cinco semanas no es más que el inicio. 
- Aprender a tomar distancia de tu idea para ver la realidad y saber decir "no", frenar, virar y seguir.
- Aprender a no perder el foco porque sin foco, no hay paraíso.
- Aprender que comunicar bien, es un arte al alcance de muy pocos pero una arte que hay que desarrollar por ser imprescindible; las vueltas que habremos dado a un discurso de 30 segundos o a una historia de 2 minutos, a los correos, a las preguntas... para que nunca quedaran como nos gustaría o peor, no se entendieran o se entendieran mal.
- Aprender que somos capaces de más de lo que creemos y que muchas veces los límites nos lo ponemos nosotros mismos... aunque siempre conociendo nuestras capacidades.
- Aprender que el aprender se consigue con el hacer
Y también me ha servido para confirmar, que aprender es muy divertido, aunque no siempre un camino sencillo.

Para cinco semanas, no ha estado mal, ¿verdad? Una experiencia enriquecedora, muy práctica y que disfrutado mucho... y que compartiré con más detalle, ya, en 2014. Ahora toca, seguir hacia adelante que esto no acaba más que empezar.

Por cierto, en todo esto, y lo he dejado para el final intencionadamente, falta una persona, Marcos, responsable de embarcarme en la aventura... Creo que a estas alturas está todo dicho =)

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